domingo, septiembre 20, 2009

Arabe para el pueblo

Subtextos, un proyecto de Democracia.

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Libertad ¿para qué?

Subtextos

Intervención de arte público en Cartagena, Murcia. Del 1 de julio al 31 de julio.

Dentro de las artes dramáticas el subtexto es lo que hay debajo del texto, o sea, las emociones, sentimientos, ideas o concepciones vitales que laten bajo las líneas de cada diálogo, lo que cada personaje piensa y siente realmente en su fuero interno pero que no se explicita en el diálogo. Si pensamos en la ciudad como un texto que ha sido construido con los mensajes que proliferan en el espacio público, su subtexto sería el de los antagonismos dados entre las distintas comunidades que conforman una determinada ciudadanía. Aspiraciones, reivindicaciones, auto-representaciones que nunca llegan a reflejarse en el canal comunicativo que es ese mismo espacio público.

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Arriba los de abajo

El espacio público se presenta de manera habitual como un espacio homogéneo donde el consenso se hace presente a través del tipo de mensajes que habitualmente se insertan en él, los que provienen del poder político que se expresan en la arquitectura institucional y en la monumentalidad y los que provienen del poder económico expresados por medio del sistema publicitario. La ciudadanía por su parte es heterogénea, constituida por distintos grupos de intereses, por comunidades diferentes. Si según los postulados de la democracia radical son los conflictos particulares y específicos que surgen invariablemente entre grupos de intereses diferentes el verdadero principio constitutivo de la organización social. La discordia y la consiguiente necesidad de acuerdo con el fin de obtener objetivos comunes es el principio articulador de la sociedad civil. No entendamos entonces el espacio público como un ámbito para el consenso sino para la diferencia, o al menos para su representación.

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Partimos de un contexto específico como es la ciudad de Cartagena, planteamos una intervención de carácter público dirigido a una comunidad específica que como la marroquí hace parte de la ciudad de Cartagena. La estrategia consiste en insertar mensajes escritos en árabe en los canales de comunicación publicitaria de la ciudad (vallas publicitarias, marquesinas, mupis). Estos mensajes servirán para visibilizar la heterogeneidad propia de la sociedad civil, si por un lado el idioma utilizado solo será legible para la propia comunidad marroquí, el resto de la ciudadanía tendrá presente la existencia de este grupo en el seno de la vida social con sus particularidades culturales.

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La esclavitud crece sin medida cuando se le da la apariencia de libertad.

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La libertad debe de ser para todos o para nadie.

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La política está en la calle.

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Todo el poder para el pueblo

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La diversidad es la vida, la uniformidad es la muerte

lunes, junio 08, 2009

La "primera" revista erótica del mundo árabe

La "primera" revista erótica del mundo árabe

Joumana Haddad, poetisa libanesa, edita 'Jasad', una publicación subversiva

NADA ZIADEH - Beirut - 07/06/2009

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Una revista erótica en el mundo árabe. Ideada por una mujer. El reto, que puede sonar subversivo, figura en la agenda de Joumana Haddad, poetisa libanesa y responsable del suplemento cultural del periódico, An Nahar. El primer número de Jasad (que significa cuerpo en árabe) se vendió en diciembre en bolsas de plástico con la mención "para adultos". Y se agotó en apenas diez días. De momento, no ha tenido problemas con la censura en Líbano.

La noticia en otros webs

La idea, explica Haddad, fue "hacer una revista cultural nueva, fresca, provocadora con inteligencia, donde se pueda hablar libremente de temas tabú". "Restituir a nuestra lengua árabe una parte muy importante de su patrimonio, de su vocabulario: la parte ligada al cuerpo y a la sexualidad", continúa. Pero no sólo eso. Jasad también viene cargada de arte, literatura y de "las ciencias del cuerpo"; "en su dimensión erótica, social, estética, antiestética, antropológica, lingüística". Es un trimestral de 200 páginas con un tema principal (el incesto, el fetichismo, la ninfomanía, la violencia conyugal, etcétera) varias rúbricas (mi primera vez, cocina afrodisiaca, etcétera) y también ensayos, críticas de cine o de literatura.

Los colaboradores vienen de distintas disciplinas pero todos pertenecen al mundo árabe. Escriben con sus propios nombres. Los seudónimos están prohibidos. Todo sirve al fin de contribuir "a un verdadero cambio de las mentalidades radicales y oscurantistas. Vivimos en un mundo de hipocresía y de esquizofrenia, tenemos que empezar a decir lo que pensamos". Las imágenes, bastante explícitas, son obras de arte y están porque "el explícito visual es una necesidad como visión artística primordial".

En un país donde se cortan las partes consideradas de contenido literal en las películas, revistas o libros, resulta sorprendente que se permita la publicación de una revista cuyo tema principal es el sexo. Todo se debe, afirma Haddad, "al ministro de Información actual". "Un gran intelectual que cree en la libertad de expresión". Se dirige a todos los públicos y cuenta con suscriptores en varios países árabes -sobre todo en Arabia Saudí, donde no se vende-.

No todo han sido, como es de imaginar, buenas noticias. La revista se ha condenado como una incitación a la pornografía. En un mundo donde la homosexualidad, por ejemplo, es todavía considerada un delito, hablar de masturbación, erección, o incesto, resulta escandaloso. Eso ha llevado algunas voces a proferir indignadas quejas en un intento de prohibir su venta. Para Joumana Haddad, es una reacción normal: "Jasad tiene adversarios, pero también muchos defensores, lo que genera un diálogo permanente sobre lo que representa e inspira... La unanimidad es algo peligroso". De momento, lo que la publicación ha demostrado es que si Líbano es el país árabe con más libertad, también es un hervidero de contradicciones.


Otros artículos:

http://www.quo.es/sexo/curiosidades/revista_libanesa

Una revista libanesa rompe los tabúes sexuales árabes

La publicación trata temas polémicos tal como la homosexualidad o la masturbación y da testimonio de las primeras experiencias sexuales de personajes populares
Cultura - 06/04/2009 7:35 - Autor: Tomás Alcoverro - Fuente:
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Jumana Haddad (Wikipedia)
Jumana Haddad (Wikipedia)

Jumana Haddad es una joven poetisa y dirige la sección literaria del prestigioso diario 'An Nahar' de Beirut. Es, además, traductora, y publicó una antología de la poesía libanesa contemporánea en español titulada 'Allí donde el río se incendia', editada en Málaga, sobre la que escribí en su día una crónica.

Ahora Jumana Haddad sale en los papeles porque ha lanzado a la calle una lujosa revista de papel cuché titulada 'Jasad' -'cuerpo', en árabe- que rompe los arraigados tabúes sexuales de esta sociedad tan conservadora.

Sólo podía ser en El Líbano donde se imprimiese una publicación de este estilo que trata de la homosexualidad, de la masturbación, que da testimonio de las primeras experiencias sexuales de personajes populares. Es en El Líbano donde pese a la legislación que condena los actos homosexuales en el articulo numero 54 del Código penal, a pesar de la represión policial que a veces sufren los gays, pese a todas las censuras religiosas tanto cristianas como musulmanas, existe la única asociación en Oriente Medio de defensa de lesbianas y gays, Helem, con sede en una céntrica calle de la capital y recién premiada en los Estados Unidos.

Hace pocos días fue organizada una pequeña manifestación para protestar contra la violencia que padecen gays y lesbianas en la que fue exhibida por vez primera en público la bandera con los colores del arco iris de la libertad sexual.

Sin duda es Beirut la ciudad árabe oriental más permisiva, la meca de los habitantes reprimidos y frustrados de los principados petrolíferos del Golfo. Fue en el local de Helem donde el periodista británico Brian Whitaker presentó hace un par de años su libro sobre la vida de gays y lesbianas en Oriente Medio con el anhelo de que, algún día, fuese traducido al árabe.

Es sólo en El Líbano donde han podido representarse obras como 'La vida secreta de las mujeres', inspirada en 'La vagina de la mujer' de Eval Ensledre, en la que Tagrit Nadin y Hala, Carole, saltando del escenario vestidas tan solo con blusas y 'slips', se mezclaban entre el público, se acercaban a algunos espectadores del patio de butacas para decirles, casi susurrarles al oído, la palabra masturbación, la palabra tachada por la censura.

La revista de Jumana Haddad, que se vende al precio de diez dólares, es, sobre todo, una revista de textos literarios, de cuidadas fotografías, de escasos anuncios publicitarios. En su portada, junto a la cabecera, hay impresas unas esposas para expresar la voluntad de ruptura de los tabúes sexuales. Las ilustraciones de obras célebres acompañan textos de escritores egipcios, jordanos, marroquíes, palestinos y libaneses.

Con temas como el de la violencia conyugal, que apenas se reflejan en la prensa, ha provocado un fenómeno inédito en los medios de comunicación árabes. La revista, envuelta en una cobertura de plástico, está destinada a los adultos. Fuera del Líbano es únicamente vendida a través de suscripciones y no se encuentra en ninguna librería ni quiosco. El mayor numero de abonados está en el reino de Arabia Saudí el país más represivo de Oriente Medio.

Jumana Haddad, que en su antología de poetas libaneses traducida al español escribió sobre la renovación poética árabe a partir de la revista 'Shaer', en la que se dieron a conocer artistas de la palabra como Adonis, muchas veces propuesto para el premio Nobel de Literatura, está percatada de que el llamado mundo árabe tiene un acervo literario que puede sorprender a los lectores occidentales, con obras clásicas como las 'Mil y una noches' o el 'Jardín perfumado', un bello manual de erotismo.

La revista, quizá por minoritaria, no ha sido censurada por las autoridades libanesas.


Fecha Original:03/04/2009

domingo, junio 07, 2009

Viñetas que escuecen


diariodemallorca.es » Mallorca

Viñetas que escuecen

El cómic de Servicios Sociales cuenta la historia de unos pacifistas preocupados por la población civil

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T. ANDÚJAR. PALMA. Si algo demuestra la carta que han remitido al presidente del Gobierno los catorce congresistas estadounidenses preocupados por el "crecimiento de antisemitismo" en España es la agilidad, susceptibilidad y extensión de la red mundial de alerta contra las posiciones contrarias a las del Estado de Israel, reales o no.
Que unos señores congresistas, representantes de cientos de miles de norteamericanos, hayan elegido como ejemplo del peligro que se cierne sobre los judíos españoles un tebeo creado en Balears para explicar en los colegios (con mayor o menor fortuna) los conflictos larvados del Oriente Medio, es cuanto menos un llamativo signo de la globalización. Ante tal impacto, la conselleria de Asuntos Sociales del Govern no sale de su asombro y ofrece a quien esté interesado el ya famoso material para que compruebe por sí mismo si el antisemitismo que se le reprocha es tal o es mera paranoia.
El cómic objeto de polémica costó unos 18.000 de los 75.000 euros que en total se destinaron a la carpeta didáctica en que se incluye, referida en su conjunto a ´Los pueblos del Mediterráneo oriental´, y que se completa con una exposición itinerante abierta a cualquier solicitante que actualmente puede verse en Llucmajor. También la carpeta educativa está al alcance de cualquier centro educativo que la solicite.
En ´Pasafronteras en Oriente Medio´, el tebeo dibujado por Tomeu Morey sobre un guión de Felipe Hernández, dos jóvenes cooperantes pacifistas se desplazan al Líbano y Cisjordania. El planteamiento de base de esta historia educativa, explicado por un personaje en las primeras páginas es bastante neutro: "Se trata de un conflicto que comenzó después de la Segunda Guerra Mundial (...) los judíos sufrieron un horrible Holocausto (...) muchos huyeron a las tierras del Israel bíblico (...) allí vivían también los palestinos y cuando se fundó el Estado de Israel comenzó una espiral de tensiones (...) que ha provocado diversas guerras y el desplazamiento de gran parte de la población palestina". Todo esto bajo una premisa: "Tenemos un único deber: ayudar a la población civil afectada por cuarenta años de guerra y desplazamientos".
En el transcurso de la historia se suceden escenas sobre el sufrimiento de libaneses, palestinos y judíos, ataques militares de todos los bandos, atentados terroristas indiscriminados, muros, controles de fronteras, miseria e incomunicación. ¿Antisemitismo?

viernes, febrero 20, 2009

Entrevista a Islah Jad, doctora en Filosofía
La guerra en Gaza, ¿cuál es su impacto sobre las mujeres?

Traducción de Laura E. Asturias de la Asociación para los derechos de la Mujer y el Desarrollo-AWID


AWID: Los ataques de Israel contra Gaza han provocado grandes pérdidas. ¿Cuáles son tu comprensión y análisis de la situación en este momento?

Islah Jad (IJ): La situación de guerra en Gaza es un episodio más de una larga serie de guerras y violencia contra las personas palestinas desde que se les expulsó colectivamente de sus hogares en 1948 a fin de crear y establecer el Estado de Israel para resolver lo que el movimiento sionista denominó el ‘problema judío’. Los sionistas consideraron que la persecución contra los judíos en Europa se solucionaría estableciendo una patria y, más adelante, un Estado judío en tierra palestina. Esto condujo a la expulsión de más de un millón de gente palestina que hoy día está dispersa en todo el planeta. La mayor parte de la población en Gaza está conformada por personas refugiadas provenientes de aldeas y ciudades que ahora se ubican dentro de Israel y cerca de Gaza (Majdal, Askalan, Ramleh, etc.).

La gente de Gaza ha soportado y continúa soportando guerras sin tregua que iniciaron con su expulsión en 1948, cuando aviones israelíes atacaron a personas refugiadas que buscaban un lugar seguro donde asentarse. Tras esos ataques se formó la Unidad 101, entonces liderada por el joven oficial Ariel Sharón, que en 1951 lanzó una guerra incesante contra gente refugiada en Gaza. Luego hubo otro ataque a Gaza en 1956, seguido por la guerra de 1967 que sometió a Gaza al control israelí después de estar bajo la administración de Egipto. Entre 1970 y 1971 Sharón embistió de nuevo contra los campos de refugio palestinos para extraer a algunos militantes de Palestina, un operativo con el cual destruyó centenares de hogares pobres en dichos campos a fin de abrir caminos para los tanques israelíes. En 1987 tuvo lugar el levantamiento palestino, empezando en Gaza y seguido por Cisjordania.

Desde entonces, la gente de Gaza ha sido continuamente atacada, sitiada y oprimida por Israel. La situación se agravó después de la segunda elección legislativa en enero de 2006, cuando el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) fue presionado por las Autoridades Palestinas y el gobierno estadounidense a participar en las elecciones. Hamas cometió el terrible error de ganar las elecciones: obtuvo más del 70 por ciento de los escaños parlamentarios, recibiendo un fuerte apoyo del electorado por su ‘mano limpia’ y su programa nacional y político. Desde entonces, los israelíes han sitiado todos los territorios palestinos en Cisjordania y Gaza. Las Autoridades Palestinas, que son vistas como ‘moderadas’ y cuentan con el apoyo del gobierno estadounidense y algunos regímenes árabes como Egipto, persiguieron a Hamas y sus simpatizantes, cerrando sus oficinas, periódicos y revistas. Además, muchos miembros y simpatizantes de Hamas fueron encerrados en cárceles palestinas y algunos de sus líderes asesinados por israelíes.

En junio de 2007, Hamas tomó el poder en Gaza cuando los estadounidenses e israelíes rechazaron un gobierno de unidad nacional con Hamas y se intensificó la persecución contra el Movimiento. Desde la toma del poder por Hamas, Israel y Egipto impusieron un estado de sitio draconiano en Gaza. Surgió un conflicto cuando Israel continuó poniendo en la mira de su política de asesinato a líderes y miembros de Hamas. Egipto negoció un ‘cese al fuego’ según el cual Hamas dejaría de disparar cohetes de fabricación local contra Israel e Israel detendría su agresión y abriría sus fronteras para permitir el ingreso de alimentos, suministros, electricidad, agua y gasolina a Gaza. Israel nunca respetó la tregua y continuó intensificando su sitio. Estaba matando lentamente a personas gazanas y continuó atacando y asesinando a gente palestina en Gaza y Cisjordania, lo cual condujo a que el gobierno de Hamas en Gaza pusiera fin a la tregua y reanudara sus ataques con cohetes contra Israel. El 27 de diciembre de 2008, Israel lanzó una guerra a ultranza contra la gente de Gaza para destruir toda la infraestructura y desplazar a millares de familias en la frontera de Rafah (con Egipto).


La guerra, entonces, es sólo otro episodio en una serie de guerras que son parte de la política sistemática israelí de despojar a las personas palestinas de su tierra y expulsarlas para expandir el Estado judío puro. Es simplemente una ronda más de una continua política colonial que busca deshacerse de la gente nativa palestina y controlar la tierra de Palestina.

AWID: ¿Cómo te ha afectado personalmente esta situación?

IJ: La falta de seguridad afecta a cada persona palestina. En lo personal, tuve que dar a luz a mi hija menor antes de tiempo porque el gobierno militar israelí se negó a renovar mi visa en Ramalá, Cisjordania. Eso fue en 1982, cuando Cisjordania se encontraba bajo control directo del ejército de Israel. Yo estaba padeciendo toxemia del embarazo (preeclampsia) cuando el gobernador militar me obligó a dejar el país para renovar mis documentos.

Mi universidad, Bir Zeit, donde soy catedrática, ha sido cerrada por órdenes del ejército israelí más de 14 veces y fue clausurada completamente por cuatro años, desde 1988 hasta 1992. Muchos de nuestros estudiantes fueron asesinados por las fuerzas israelíes; una gran cantidad se encuentra en cárceles israelíes. Se nos hace muy difícil importar libros para nuestra universidad; deben quedarse en puertos israelíes durante meses antes de que los recibamos. Tenemos que pagar elevados impuestos para adquirir nuestros libros y materiales de laboratorio. Desde 1998 ya no puedo realizar investigaciones en la Franja de Gaza; tenemos que comunicarnos por video conferencia o teléfono. La universidad perdió todos sus estudiantes que venían de Gaza.

Tengo algunas alumnas graduadas de Gaza que están inscritas en el programa de maestría sobre Género y Desarrollo, pero no pudieron concluir sus estudios porque no les es posible asistir al Instituto de Estudios de Mujeres que dirijo. Desde 1992 no puedo llegar a la parte árabe de Jerusalén, que es el segundo lugar sagrado para toda la gente musulmana del mundo. Jerusalén es un importante centro de servicios de salud, educación, comercial y religioso para todas las personas palestinas. No puedo llegar a Nablus, en el sur de Ramalá, ni a Jenine sin esperar durante horas en los más de 700 puestos de registro israelíes que separan una de otra a todas las ciudades palestinas, como también a todas las aldeas palestinas una de otra y de las ciudades.

AWID: ¿Cómo están siendo afectadas las mujeres palestinas en Gaza por la actual crisis?

IJ: Las mujeres palestinas en Gaza son devastadas por todas las medidas. Todo lo que vemos en la televisión son mujeres llorando sobre los ataúdes de sus amados hijos e hijas. Las mujeres en Gaza carecen de agua, electricidad, alimentos, medicinas, calefacción, gasolina o albergue desde el inicio de la guerra en Gaza el 27 de diciembre. Ellas deben ir a buscar agua, leña y alimentos para sus familias, así como procurarles albergue. Se ve a muchas mujeres que escarban entre el ripio de sus hogares destruidos, buscando a sus hijas e hijos soterrados. Dos madres murieron y sus pequeños hijos estuvieron aferrados a los cadáveres durante cuatro días, sin comida ni agua, hasta que la Cruz Roja llegó a sus hogares.

Familias enteras han sido exterminadas por artillería israelí lanzada desde el aire, el mar o la tierra. El ejemplo de la familia Samouni es sólo un caso. Esta familia trabaja en su tierra agrícola en las afueras de Gaza y es una familia extensa muy grande. La semana pasada, el ejército israelí le pidió a la familia que permaneciera toda junta en una sola casa. Más de 160 personas se reunieron, y cuando todas se habían acomodado en la casa, el ejército abrió fuego, matando instantáneamente a 30, en su mayoría mujeres, niñas y niños.

Decenas de casas han sido destruidas sobre las cabezas de sus residentes. Muchas familias se mudaron a escuelas vacías administradas por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), pero la artillería israelí las siguió hasta su nuevo refugio y mató, en un caso, a 42 personas palestinas - también esta vez principalmente mujeres, niñas y niños. Ello condujo a que el director de la UNRWA en Gaza solicitara una investigación internacional a fin de documentar los numerosos crímenes de guerra cometidos contra la población civil de Gaza.

AWID: ¿Hay alguna solidaridad y acción provenientes de activistas israelíes por los derechos de las mujeres?

IJ: Al momento de escribir este texto, la guerra en Gaza ha sido aprobada por el 91 por ciento de la sociedad israelí. Unas cuantas organizaciones israelíes están haciendo esfuerzos para defender a la gente palestina, en particular Médicos por los Derechos Humanos. En general, las organizaciones de mujeres israelíes no movieron un solo dedo para denunciar los crímenes de guerra perpetrados por su ejército y gobierno contra mujeres, niñas y niños de Palestina. Hasta la fecha, 930 personas palestinas han sido asesinadas, de las cuales 292 eran niñas y niños (32 por ciento) y 75 mujeres (8.2 por ciento). Sin embargo, ninguna organización israelí dedicada a las mujeres o la niñez ha asumido una posición clara en contra de una guerra tan absurda.

En situaciones como ésta, la mayor carga de la guerra y la reorganización del tejido social recae en las mujeres. De nuevo, las mujeres palestinas se ocuparán de estirar el dinero ante un nivel de pobreza y desempleo que va en aumento. Todos los sueños de reforma legislativa, necesidades estratégicas de género y transversalización de la perspectiva de género... todo se quedará engavetado durante años.

AWID: Leí sobre el plan de realizar una manifestación en Israel contra la operación en Gaza, organizada por un colectivo de organizaciones de mujeres israelíes.[1] ¿Sabes si ésta se llevó a cabo?

IJ: Hasta donde sé, la única manifestación grande en Israel fue iniciada por gente palestina en Israel. Si la manifestación que mencionas ha de realizarse, estamos hablando de una iniciativa tardía que permitió que continuara una guerra criminal durante unos 20 días en los cuales se ha infligido todo tipo de destrucción a personas civiles palestinas. En cualquier caso, es muy bueno enterarnos de esta iniciativa, como también ver que algunas mujeres se están acercando a Tzipora Livni [ministra de Asuntos Exteriores y actual candidata a la presidencia de Israel] para que cambie de opinión. En verdad espero que estos pequeños grupos y voces débiles dentro de Israel tengan la oportunidad de desarrollar su poder y hacer escuchar sus voces en la sociedad israelí; después de todo, los soldados israelíes que matan personas palestinas a sangre fría son hijos de mujeres, esposos de mujeres, etc. Quisiera escuchar un llamado de todas estas mujeres exhortando a sus hombres a que dejen de asesinar y se rehúsen a ejecutar órdenes.

AWID: Las mujeres palestinas han estado haciendo manifestaciones en Gaza. ¿Qué impacto han tenido estas valientes manifestaciones? ¿Y sabes de alguna otra estrategia que las mujeres estén utilizando para movilizarse y alzar sus voces contra la violencia?

IJ: Muchas mujeres en Gaza han arriesgado sus vidas para salvar ahí a los grupos sitiados que están ‘en la mira’. Por medio de su movilización masiva, las mujeres lograron impedir que muchos hogares fueran demolidos por la artillería israelí. Ellas se movilizan para brindar servicios de emergencia vitales a las mujeres en Gaza. También se mantienen activas en los medios y la comunicación masiva para hacer escuchar sus voces contra esta guerra.

AWID: Este prolongado conflicto parece no tener fin. En el pasado se han empleado tantas estrategias para hacer realidad la paz. ¿Cuál crees que es el camino correcto?

IJ: Muy sencillo. Desde 1948, el Consejo de Seguridad ha emitido más de 15 resoluciones para solucionar todos los aspectos de la causa palestina, que incluyen el estatus de Jerusalén, fronteras, tierra, personas refugiadas, agua y otros recursos naturales, así como un estado para el pueblo palestino. Ninguna de estas resoluciones ha sido implementada, incluyendo la más reciente (número 1860), que fue emitida el 8 de enero de 2009, llamando a un inmediato cese al fuego. Hasta el momento, la matanza sigue como de costumbre porque Israel nunca ha cumplido ninguna resolución de la ONU y nunca ha sido castigado por no aplicar ninguna de estas resoluciones. Es hora de sancionar y boicotear al Estado de Israel para forzarlo a cumplir las resoluciones de la ONU y con la comunidad internacional. Boicotear a académicos, artistas, clubes deportivos, personas, productos y visitantes israelíes.

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* Islah Jad es Doctora en Filosofía egresada de la SOAS (Escuela de Estudios Africanos y Asiáticos), Universidad de Londres. Da cátedras sobre género y política en el Instituto de Estudios de Mujeres y en el Departamento de Estudios Culturales de la Universidad Bir Zeit en Ramalá, Cisjordania, Palestina.

Nota:

1. Ronen, Gil. Women’s Groups Organizing ‘Huge Rally’ Against Gaza Operation [Grupos de mujeres organizan ‘enorme manifestación’ contra operación en Gaza], Israel National News, 31 de diciembre de 2008,

http://www.israelnationalnews.com/News/News.aspx/129153.

Fuente:

Notas de los Viernes de AWID

Viernes, 16 de enero de 2009

Traducción del inglés: Laura E. Asturias

Título original: The war in Gaza : What is the impact on women?

http://awid.org/eng/Issues-and-Analysis/Issues-and-Analysis/The-war-in-Gaza-What-is-the-impact-on-women

viernes, febrero 13, 2009

Esto lo explica todo

Explica que nos gusten tanto todos los platos que aquí se mencionan, el por qué de sus nombres, de sus sabores, por qué la historia se ha escrito de una manera u otra...

Explica cómo se cierran muchos círculos sin que nos demos cuenta, y cómo esos círculos a veces se desdibujan hasta que casi no podemos percibirlos.

Explica que la globalización, en mayor o menor medida, siempre ha existido.

Hummm cómo he disfrutado leyendo este artículo.

The Mexican Kitchen's Islamic Connection -- Written by Rachel Laudan, Photographed by Ignacio Urquiza

The grinding of mole ingredients is a culinary ritual in Mexico.
The grinding of mole ingredients is a culinary ritual in Mexico.

When Mexico’s leading writer, Nobel Prize laureate Octavio Paz, arrived in New Delhi in 1962 to take up his post as ambassador to India, he quickly ran across a culinary puzzle. Although Mexico and India were on opposite sides of the globe, the brown, spicy, aromatic curries that he was offered in India sparked memories of Mexico’s national dish, mole (pronounced MO-lay). Is mole, he wondered, “an ingenious Mexican version of curry, or is curry a Hindu adaptation of a Mexican sauce?” How could this seeming coincidence of “gastronomic geography” be explained?

For a Mexican, this was no trivial matter. Laborious to produce, mole is served for weddings, festivals and national holidays. The legend of its origin in the convents of 18th-century Puebla, the second city of New Spain—as Mexico was then called—is part of the nation’s popular history, recounted time and again in newspapers, school textbooks, guidebooks and even on paper placemats in restaurants. Mole comes in many varieties, but it usually contains ingredients such as cinnamon, cloves, peppercorns, anise, coriander, chocolate, chiles, almonds, pumpkin seeds, raisins, bread and tortillas—all ground together and cooked in a light broth to make a harmonious brown sauce that is served with turkey, chicken or vegetable dishes.

Chocolate seems a curious ingredient to non-Mexicans—indeed, outside Mexico mole is sometimes referred to as a chocolate sauce—but in fact not all moles contain chocolate and even those that do use it in small quantities to balance the flavor of the other spices. More complex and less piquant than the better-known, fiery, tomato-based sauces that have spread around the world with Tex-Mex cuisine, mole, as Paz observed, does have a color, flavor and texture reminiscent of many of the Indian dishes collectively known as curries in the rest of the world. And in raising the question of the uniqueness of mole, Paz was challenging the idea that mole was the cornerstone of a uniquely Mexican culinary heritage.

But while Paz was right to point out that mole resembled curry, he was wrong to imagine that Mexican cooks had created mole as imitation curry, or that Indian cooks composed curries in an effort to emulate mole. He would have done better to picture both moles and curries as vestiges of the cuisine of medieval Islam, a cuisine that was enjoyed from southern Spain in the west to northern India in the east.

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The most common ingredients for the endless varieties of mole include (from top left in a clockwise spiral) tomato, onion, cinnamon, tortillas, chiles—including anchos, pasillas, mulattos and chipotles—pumpkin seeds, raisins, star anise, cloves, sesame seeds, almonds, tablets of chocolate, tomatillos, oil, garlic, salt, allspice and serrano chiles. Nearly half these ingredients arrived in the New World with the Spanish.

The high cuisine of medieval Islam, one of the most sophisticated the world had seen, flourished from the eighth century on. It originated in Baghdad, where cooks had the advantage of being able to adapt a Persian cuisine that had developed over the past thousand years, and it was quickly adopted in the other cities of Islam. With the diffusion of Islam, the cuisine was transplanted to new territories. One of the most important was the Iberian Peninsula, whose southern two-thirds came under Arab rule in the eighth century. Watered by five rivers and greener than either their arid homelands or the other lands they had conquered, al-Andalus, as Muslim Spain was called, held out to the Arab and Berber settlers the promise of being a culinary paradise on earth. In the valleys, farmers grew wheat, grapes and olives. In the hills, shepherds tended the sheep and goats that the Arabs favored for meat dishes.

But other culinary resources that the Arab elite had come to expect were lacking. The settlers immediately set about correcting this, transforming the landscape of al-Andalus and the cuisine it supported. They built stone irrigation channels through orchards and fields and filled them with river water raised by towering water wheels (norias). They installed walled gardens (huertas) where they could raise slips and cuttings of their favorite fruit trees. As early as the eighth century, the amir ‘Abd al-Rahman I introduced the date palm into Spain, and he happily accepted a pomegranate variety from Damascus offered to him by the chief judge of Córdoba. A century later the poet al-Ghazal returned from a mission to the East with a fine fig cultivar that he had smuggled out of Constantinople in a package of books.

The Muslims also introduced rice for fine pilafs, sugar for drinks and sweets, saffron to add aroma and color to their dishes and a wide variety of their favorite fruits and vegetables, including apricots, oranges, limes, artichokes, carrots, spinach and eggplant. They grew coriander, mint, thyme, fennel, cumin and caraway; the spices and aromatics that they could not grow—such as black pepper, cinnamon, spikenard, ginger, cloves, nutmeg, galingale, musk and camphor—they imported.

As in the rest of Islam, the Spanish Muslims built granaries (alhóndigas) to store grain to be distributed in case of hardship. And they set up their characteristic food-processing plants: distilleries to produce rose- and orange-blossom water to perfume their foods and refineries to make fine white sugar.

Distant cousins of Persian and Mesopotamian ancestors are, at right, the diverse Indian family of sauced-meat dishes known as curry, represented here by rogan josh, and the four major families of Mexican moles, below. For both, it is the sauce that carries the dish’s name, and both are made with diverse ingredients. Below, from left: Red mole is nationally popular but best known in central Mexico, and it is shown here with cubed beef, onion and carrots. Yellow mole is typical of the southern state of Oaxaca, here served with shredded beef and green beans. Green mole is common on the Gulf coast, where it might be served over chicken with chayotes (also called christophine, vegetable pear or mirliton), corn and ring-shaped corn dumplings. Mole poblano is from Puebla, near Mexico City, and it is the best known of the moles for its use of chocolate—a uniquely New World variation.

WHILE PAZ WAS RIGHT TO POINT OUT THAT MOLE RESEMBLED CURRY, HE WOULD HAVE DONE BETTER TO PICTURE BOTH MOLES AND CURRIES AS OFFSHOOTS OF THE CUISINE OF MEDIEVAL ISLAM.

In the court kitchens of Córdoba and Granada, cooks could now produce the dishes of high Islamic cuisine. There were the pilaus, made by frying rice or thin wheat noodles and then simmering them in an aromatic liquid until it was fully absorbed. Another family of dishes consisted of delicate dumplings (albondigas) of meats pounded with seasonings. And there were the most characteristic meat dishes: meltingly tender spicy stews. Flavored with a variety of herbs and spices, these stews were cooked in earthenware pots nestled in circular holes in charcoal-heated masonry bench stoves. Some were green with spinach and coriander. Others were golden with saffron. And the most complex were flavored with cinnamon, cloves, peppercorns, almonds and raisins and thickened with eggs or breadcrumbs.

Other great creations of the Muslim kitchen were based on clarified white sugar. Sweetened drinks (sharbat) were flavored with ground nuts, citrus fruits and pomegranates. Jams were made of rose petals, oranges and apricots, and dense pastes of quinces. Figurines were modeled from a white paste of sugar mixed with gum (alfenique). And a wide variety of confections such as marzipan was created from sugar and nuts.

It is small wonder that Spanish Christians eyed the cuisine of the Muslims with envy. Over the centuries, they adopted their rice and noodle pilaus, their albondigas, their aromatic stews of lamb, kid and chicken, and their sharbats, jams, fruit pastes, alfenique and marzipan. The modifications that they introduced, such as adding pork to the list of meats, baking raised breads instead of flat breads and distilling wine and molasses instead of flower petals, did not change the basic structure of the cuisine. By the late Middle Ages, this Christian version of the cuisine of al-Andalus was famous as the finest in Europe. In 1611, Francisco Martínez Montiño, the head cook of King Philip III, recorded it in the 500 densely packed pages of his Arte de Cocina, Pasteleria, Vizcocheria, y Conserveria (Art of Cooking, Cake Making, Biscuit Making and Conserving).

Persian Culinary History
The influential Persian culinary tradition is yet to be studied in detail. When the Abbasid dynasty established its capital in Baghdad in the eighth century, the Islamic world was able to draw on a sophisticated Persian culinary tradition that stretched back a millennium. The ancient Greeks had been awed by the luxurious cuisine of the Persian emperors Darius and Cyrus. Successive dynasties had continued to refine the cuisine that became the model for fine dining throughout the Islamic world. After the Mongols destroyed Baghdad in the first half of the 13th century, the center of Persian culture and its cuisine shifted back to the Persian heartland. It was here that the Moghuls learned the style of cooking that they took with them to northern India.

Almost a century earlier, Christian Spanish cuisine had already reached the Americas. In 1492—the very year in which the Christians took Granada, the last Muslim outpost in al-Andalus—Columbus had set sail. Within 30 years, Cortés had captured Tenochtitlán, the Aztec capital that we now know as Mexico City. He sent back glowing reports of the lavish banquets of Moctezuma as proof that he had conquered a rich and powerful empire. But he and his men had embarked on their perilous adventure to create a New Spain, and they had not the slightest intention of adopting Aztec cuisine, with its maize (corn) flatbreads and unfamiliar dishes. They were going to replicate the cuisine of their homeland.

So once more, the cuisine of medieval Islam was transplanted. Within five years of arriving in Mexico, Cortés had established a sugar plantation. Galleons arrived from Spain laden with seed wheat, sheep, goats and cattle, and wooden planters carrying citrus, fig and pomegranate trees. Within a generation or two, the culinary landscape of Mexico had been transformed to resemble that of the Islamic world. Shepherds followed their flocks through the dry scrub on the mountain slopes of central Mexico. Stone irrigation channels filled by the traditional noria threaded their way across the landscape. Fields of foreign wheat jostled against fields of native maize. Rice was well established. Towns constructed alhóndigas to store these grains. Stills transformed molasses into aguardiente and refineries processed sugar for confectionary.

Opposite, top: Mexican aguas frescas are descendants of the sharbat of the East, the ancestor of “sherbet.” The jugs here likely include popular favorites such as watermelon, hibiscus, horchata, tamarind and—a favorite fruit in the early Islamic era—melon. Opposite, lower: “Spanish rice” is sopa seca, literally “dry soup,” a quintessentially Mexican dish that is descended from the Asian pilau (pilaf) in which the rice is first fried and then simmered in spiced or flavored water.
Above, left: Mexican aguas frescas are descendants of the sharbat of the East, the ancestor of “sherbet.” The jugs here likely include popular favorites such as watermelon, hibiscus, horchata, tamarind and—a favorite fruit in the early Islamic era—melon. Above, right: “Spanish rice” is sopa seca, literally “dry soup,” a quintessentially Mexican dish that is descended from the Asian pilau (pilaf) in which the rice is first fried and then simmered in spiced or flavored water.

The houses of Mexico, like those of much of Islam, presented blank walls to the street. But behind the doors and central courtyard were huertas filled with trees heavy with limes, pomegranates, quinces and figs. Inside, the kitchens were equipped with masonry bench stoves covered with Islamic-style tiles. Niches in the walls held pottery canisters of cinnamon, cloves, thyme and black pepper. The wealthiest kitchens boasted copies of Martínez Montiño’s Art of Cooking; others relied on manuscript recipe collections that still survive today.

In these kitchens, the cooks of New Spain adapted the medieval Islamic cuisine of al-Andalus to the resources of Mexico. They substituted turkey and other American game for the stewed chickens or roasted partridges of Spain. They used indigenous beans as well as the traditional Iberian chickpeas. They added tomatillos to green sauces, annatto to golden sauces and, in a pinch, replaced almonds with peanuts or pumpkin seeds. Native fruits, such as guava, cherimoya and cactus, as well as introduced citrus and quinces, went into confectionary and drinks. They adopted spiced chocolate as a hot drink and, occasionally, as a spice too. Most important, they substituted chiles for black pepper.

In one set of manuscripts, the Recetario de Dominga de Guzmán (Recipe Book of Dominga de Guzmán), compiled around 1750, it is possible to catch a glimpse of the cook in the act of adapting the traditional dishes of al-Andalus to the circumstances of New Spain. In the first of two recipes for braised fowl, the ingredients include onion, oregano, mint, parsley, garlic, cumin, ham, sausage, cloves, cinnamon, black pepper and capers. This is simply titled “Morisco” to indicate Muslim origins—although the ham and the sausage are obviously Christian, not Muslim. The second, called “Mestizo” or “mixed race,” drops the typically Islamic cloves, cinnamon and black pepper and substitutes Mexican tomatoes and chiles.

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The agricultural technology first developed in Persia and Mesopotamia traveled both to the New World with the Spanish and east to Afghanistan and India with Babur, founder of the Mughal Dynasty. To “New Spain”—as the Spanish called it—the colonizers brought sugar, wheat, sheep, goats, cattle and fig and pomegranate trees, transplanting as much of al-Andalus as galleons could carry and Mexican soil could grow; for his part, Babur was renowned for his irrigated gardens that were as important for their products as for the pleasure they provided.

Sometime in the 18th century, though, the brown sauces took on the collective name mole, even though some of the older Spanish names also persisted. Mole had multiple resonances in the Mexican kitchen. In the Aztec language, Nahuatl, still spoken by many servants, molli meant “sauce.” In Portuguese, mollo (pronounced something like “molio” in English) also meant “sauce,” and many recipes in Martínez Montiño’s collection went by this name. And in Spanish, moler means “to grind,” the crucial technique used in preparing these sauces. Mole therefore was a word easily recognizable by everyone in the kitchen and one that made it easy for the mistress of a house or a head cook to communicate with the servants who carried out all the menial tasks.

But for all these substitutions and changes in terminology, the basic techniques and structure of the Islamic cuisine persisted in New Spain. The manuscript cookbooks contain recipes for pilaus of rice or thin noodles that could have come straight from the court of Córdoba. So too could the acidic, herby green sauces, rich in coriander. Or the recipe for “Rabbits in Sauce” (Conejos en Mollo), consisting of a base of fried onions to which pieces of rabbit were added, seasoned with pepper, nutmeg and ginger, stewed with stock, and finished with vinegar and saffron. Or, again, the “Chicken in Nut Sauce” (Pollo en Nogada) in which quartered chickens were simmered with cloves, cinnamon, black pepper, saffron and a little vinegar, then fried and sauced with a mixture of ground cloves, cumin, garlic, breadcrumbs and nuts. And the complex, expensive confections—marzipan and nut brittles, candied fruits, luscious jams, fruit pastes and leathers and fruits preserved in syrup—not only derive from the Islamic tradition but often retained even the Arabic names, such as jarabe and almibar for syrups.

Today Mexican families still sit down to dinners that reveal their Islamic origins. They begin with a “watery” soup (sopa aguada), such as a broth with tiny albondigas. Then comes a “dry soup” (sopa seca), such as “Spanish rice,” which is none other than the pilau of the Islamic world. The main course is a piece of chicken or meat accompanied by a green sauce, a nut sauce (nogada), an almond sauce (almendrada) or a spicy reddish-brown sauce (mole). After the meal comes a quince paste, with a little fresh cheese. Accompanying the meal is a refreshing drink—an agua fresca, as the Islamic sharbat is called in Mexico—a colorful, lightly sweetened homemade beverage of lime, melon or milky ground rice with almonds and cinnamon.

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In Puebla, the second city of Mexico’s colonial era, the kitchen of the early-18th-century convent of Santa Rosa uses bench stoves, tile, vaults and domed ceilings in a fashion that almost replicates those of al-Andalus and North Africa.

If, after the meal, the family takes a stroll and it is the week leading up to the Day of the Dead, they will find the streets filled with stalls selling alfenique. Households dedicated to the task have labored since the preceding year making figurines of white sugar paste, a mixture of gum from a Mexican orchid, egg whites and sugar. Children buy lambs, pigs feeding their piglets, platters of food, skulls, television sets and skeletons that pop out of coffins, all modeled from the paste, and wander along licking on their treats.

With this background, it takes only one more step to see why Mexican moles resemble Indian curries. In the early 16th century, as the Spaniards were introducing their version of Muslim cuisine to Mexico, the Mughals conquered northern India half a world away. They came by way of Persia, which had become the cultural and culinary center of the region since the Mongols had ruined Baghdad more than 200 years earlier. It was this Persian version of Muslim cuisine that their cooks adapted to Indian circumstances, creating the sophisticated Mughal cuisine of New Delhi. By the mid-16th century, then, a belt of high cuisine could be traced from northern India westward to Mexico. Although in every area it had been adapted to include local ingredients, the basic techniques and the basic dishes of medieval Islam continued to form the basis of all the local variants.

Today, it is difficult to perceive this earlier global gastronomic geography. Over the centuries, one event after another clouded the simple picture of the belt of Islamic high cuisine. As time passed, Spain, northern India and Mexico all had reasons to play down the origins of their cuisines. In Spain, the growing prestige of French cookery over the 18th and 19th centuries meant that cooks and diners abandoned much of their earlier cuisine and adopted French techniques and French dishes. In 19th-century India, the British lumped all the rich stewed dishes of the Mughal court together as curries rather than using their traditional Islamic names. In the mid-20th century, independence from Britain and the partition of India and Pakistan meant that India became a predominantly Hindu nation. It was not so odd, therefore, that Octavio Paz identified the high cuisine of New Delhi, with its roots in the court cuisine of the Mughals, as made up of Hindu curries.

A parallel adaptation appears in New World courtyard architecture, exemplified by the Alhóndiga de Granaditas, a warehouse built in Guanajuato in 1798.
A parallel adaptation appears in New World courtyard architecture, exemplified by the Alhóndiga de Granaditas, a warehouse built in Guanajuato in 1798.

In Mexico, the early 20th century saw the Mexican Revolution, which lasted the better part of 20 years and tore the country apart. Following the war, politicians and intellectuals struggled to create a sense of national unity. Among many other tactics, they turned to cooking as one of the formative national traditions, portraying their food as a mestizo cuisine in which Spanish elements were added to an Aztec base. Setting to one side the multiple derivations of the term mole, they concentrated on its Nahuatl roots. This derivation, they suggested, proved that mole was basically an Aztec sauce to which Spanish ingredients such as cloves and cinnamon had been added. The tale of the invention of mole in the convents of Puebla appeared for the first time.

Today Mexicans flock to the Alhóndiga of Guanajuato, the scene of the first successful skirmish of Mexico’s war of independence, when the insurgents dislodged the representatives of the Spanish crown who had barricaded themselves behind its massive walls. It is a national shrine, and few visitors but the occasional historians remember the Islamic origins of this former granary. Similarly, mole is celebrated as the national dish. It is of course typically Mexican. But it—and much of the rest of Mexican cuisine—has roots that go back to medieval Islam, roots that have been lost from sight. Octavio Paz was absolutely right when he detected the parallels between Mughal and Mexican cuisines: They are linked by Islam in the global gastronomic geography.

Rachel Laudan Trained as a historian of science, Rachel Laudan now writes as a free-lancer on food history. She has received the Julia Child and the Sophie Coe Awards, the two major prizes in the field. She lives in Mexico.
Ignacio Urquiza Ignacio Urquiza (www.estudiourquiza.com) is one of Mexico’s leading photographers of food, travel and architecture. He has recently contributed to Savoring México (Williams-Sonoma) and Modern Mexican Flavors (Stewart Tabori & Chang).

This article appeared on pages 32-39 of the May/June 2004 print edition of Saudi Aramco World.